Pero, ¿por qué tanta alarma? Quizás hasta ahora las cosas no se estaban haciendo del todo bien… y lo peor de todo es… que se sabía.
Pues bueno, se acabó el jugar a los cromos con los datos personales, ha pasado la hora del recreo y tenemos que volver a clase. Ya no hay más “este lo tengo repe, te lo cambio por ese taco, que este es muy difícil de conseguir”.
Por ahí va el porqué de esta situación, ¿Era necesaria el nuevo Reglamento General de Protección de Datos? Sí. ¿Cómo se ha llegado a esta situación? Es lo que vamos a ver.
El tratamiento de datos personales en empresas.
Pero, ¿de dónde sale el dinero que hace fructífera esa oportunidad de negocio?. Pues de donde va a ser, de los clientes.
Allá por mediados del siglo XX, en las grandes oficinas de publicistas de Nueva York, ya sabían de la importancia que tenían para ellos sus clientes.
Un cliente de calidad que consumiera tus productos y que además fuera prescriptor de tu marca era todo un filón. Sus listas de clientes era lo más valioso que tenían, y eso no se ha perdido.
El avance de las nuevas tecnologías ha permitido un uso y gestión de datos personales de clientes, que va mucho más lejos de lo que se podría haber imaginado. Si nos adentramos en el maravilloso mundo de las huellas digitales y la biometría, es posible que muchos de vosotros se empezarais a sentiros observados, pero no es el tema que nos atañe hoy.
Esto ha llegado a un punto que se ha conseguido literalizar la frase “The money is on the list”, ya no estamos hablando de trabajar esa lista para conseguir ingresos, sino a crear una lista de usuarios y venderla al mejor postor. Como no mencionar el famoso caso de Facebook y la campaña de Donald Trump o el Bexit, está un poco trillado, pero viene al caso.
Los datos personales se han convertido en cromos.
¿Y cómo se han conseguido esos datos? Lo explicaremos siguiendo con la metáfora. Los niños para conseguir sus cromos, van al kiosco y compran sus sobres, de esta manera van haciendo sus taquitos, que luego van intercambiando con los compañeros o jugándolos en diferentes juegos. Siempre respetando las “normas del recreo”.
“De esta forma” han conseguido datos personales de sus clientes muchas empresas. Trabajando sus clientes, recabando los datos, fidelizando y tratando de crecer con recomendaciones y afiliaciones.
Pero, como en todo patio de recreo, también existen los matones de turno. Estos se dedican a quitarle los sobres al kiosquero , engañar a otros niños para conseguir los suyos o directamente quitándoselos por la fuerza.
Es normal que se esté tratando de regular esto mediante la Ley General de Protección de Datos. Ya se verá con que eficacia.
¿Qué haces con tus cromos? ¿Rellenas tu álbum o vendes las pegatinas?
Aquí nos encontramos otro de los factores clave por los que se va a implantar la nueva ley de protección de datos.
Volvemos a encontrarnos las dos caras de la moneda. El niño que con todos los cromos de los sobres que ha comprado y los que ha conseguido en el cole trata de completar su álbum. Y el “matón” que se dedica a vender tacos de cromos a otros niños quitándole el trabajo al kiosquero y dándoles un montón de cromos a los niños que realmente no les hacen falta.
Luego nos encontramos nuevamente las empresas “matón” la comparación creo que es mucho más evidente en este caso.
Estos tacos o bases de datos personales no son de mucho valor para la empresa que lo compra, pero esto es una opinión personal.
Reglamento General de Protección de Datos. Necesitamos un guarda de recreo.
Por las razones que aquí se presentan y otras tantas, se ha hecho necesaria la regulación de esta recogida, almacenamiento y uso de estos datos personales.
Aquí es donde entra el nuevo Reglamento General de Protección de Datos, como ese guarda de recreo que controla a todos los niños para que se porten bien.
Ya sabemos muchas de las medidas que se van a llevar a cabo, pero realmente no veremos su impacto y calidad de regulación hasta que se apliquen.
Por lo pronto solo podemos tratar de adaptarnos de la mejor manera.